Los objetivos que se plantean en "El plan de acción" abarcan un amplio conjunto de medidas para reforzar y garantizar una educación igualitaria para todos.
Las ventajas destacables radican en las nuevas medidas adaptadas a los nuevos tiempos, como la flexibilidad del sistema educativo y estudios postobligatorios, las nuevas formas de aprender las TICs y el plurilingüismo.
Sin embargo, también configura muchas otras que en gran medida pueden ser consideradas más como inconveniente que objetivo. Una de ellas es "la formación profesional como instrumento clave para avanzar hacia un modelo de crecimiento económico". Tanto la formación profesional como la universitaria tienen que ser complementarias en el desarrollo educativo y laboral de una región. El sistema educativo no puede sostenerse sólo con un modelo y pretender garantizar la sostenibilidad de su economía sosteniéndose sobre uno de ellos. La combinación teórico-práctica de ambos, garantiza el bienestar educativo, económico y laboral de una comunidad.
Así mismo, otro de los inconvenientes destacables aparece en el punto 2, "la evaluación como factor para mejorar la educación". Esta medida conlleva una gran controversia con un amplio número de detractores. ¿Quién fija los criterios para medir a un alumno?, ¿qué implica que un alumno no consigue llegar a los estándares que se han fijado desde la central educativa? ¿se le considera peor que al resto de sus compañeros? ¿los métodos que se están utilizando para enseñar, garantizan qué cualquier niño pueda aprender?.
Se podrían formular numerosas preguntas y todas ellas pondrían en entre dicho el sistema de evaluación como un criterio infalible de calidad educativa. No todas las personas somos iguales y por lo tanto, no todas aprendemos igual. Por eso, evaluarnos a todos bajo la misma escala métrica es un grave error. Se tendrían que buscar más y mejores técnicas de aprendizaje adaptados a los alumnos y no un exámen clásico año tras año para cuestionar las destrezas de cada alumno.
Las ventajas destacables radican en las nuevas medidas adaptadas a los nuevos tiempos, como la flexibilidad del sistema educativo y estudios postobligatorios, las nuevas formas de aprender las TICs y el plurilingüismo.
Sin embargo, también configura muchas otras que en gran medida pueden ser consideradas más como inconveniente que objetivo. Una de ellas es "la formación profesional como instrumento clave para avanzar hacia un modelo de crecimiento económico". Tanto la formación profesional como la universitaria tienen que ser complementarias en el desarrollo educativo y laboral de una región. El sistema educativo no puede sostenerse sólo con un modelo y pretender garantizar la sostenibilidad de su economía sosteniéndose sobre uno de ellos. La combinación teórico-práctica de ambos, garantiza el bienestar educativo, económico y laboral de una comunidad.
Así mismo, otro de los inconvenientes destacables aparece en el punto 2, "la evaluación como factor para mejorar la educación". Esta medida conlleva una gran controversia con un amplio número de detractores. ¿Quién fija los criterios para medir a un alumno?, ¿qué implica que un alumno no consigue llegar a los estándares que se han fijado desde la central educativa? ¿se le considera peor que al resto de sus compañeros? ¿los métodos que se están utilizando para enseñar, garantizan qué cualquier niño pueda aprender?.
Se podrían formular numerosas preguntas y todas ellas pondrían en entre dicho el sistema de evaluación como un criterio infalible de calidad educativa. No todas las personas somos iguales y por lo tanto, no todas aprendemos igual. Por eso, evaluarnos a todos bajo la misma escala métrica es un grave error. Se tendrían que buscar más y mejores técnicas de aprendizaje adaptados a los alumnos y no un exámen clásico año tras año para cuestionar las destrezas de cada alumno.
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